Dios, Padre celestial
Ten misericordia de nosotros
Nuestro Padre celestial ha tenido sólo un santo para representarlo en la tierra. Por ello, a ese santo favorecido le concedió todo lo posible, y lo equipó con todo lo que necesitaba para ser su digno representante.
— San Pedro Julián Eymard
Dios Padre te ama. Es tanto el amor que te tiene, que envió a su Hijo al mundo para salvarte. Pero salvarte no es el único propósito por el que envió a su Hijo. Lo envió para salvarte y, además, hacerte hijo(a) de Dios. A través de Jesús puedes tener una relación filial con Dios Padre. A través de Jesús puedes clamar “¡Abba, Padre!”
La razón por la que fuimos creados es para ser hijos de Dios; es el propósito mismo de nuestra existencia, y hay un solo camino para llegar al Padre: Jesucristo (ver Jn 14, 6). Sólo Jesús tiene el poder de llevarnos al Padre. Sin embargo, en el amor misericordioso de Dios, San José juega un rol muy importante en nuestro crecimiento espiritual y camino hacia el Padre.
LA CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ INCREMENTARÁ LA PRESENCIA DEL PADRE EN TU VIDA.
Conocemos esta verdad por la vida del mismo Jesús. Cuando el Padre celestial envió a su Hijo al mundo para salvarnos y hacernos sus hijos, eligió a un santo para que lo representara en la tierra: San José. Al vivir bajo el techo de San José y ser su Hijo, Jesús nos dio un ejemplo personal de confianza en San José. Jesús amó, obedeció e imitó a su padre terreno. San José es el único hombre a quien Jesús llamó padre; Jesús se deleitaba con saberse “hijo de José” (ver Jn 6, 42). Nosotros también debemos sentirnos honrados de ser sus hijos. Si, conforme a los planes del Padre, Jesús necesitaba de San José, ¡cuánto más habremos de necesitarlo nosotros!
LA PATERNIDAD DE SAN JOSÉ INCREMENTÓ LA PRESENCIA DEL PADRE CELESTIAL EN LA VIDA DE JESÚS.
Claramente sabemos que San José no es Dios. No puede añadir nada a la comunión divina y eterna entre Dios Padre y Dios Hijo, tampoco puede aumentar el poder de Jesús, como Persona divina, de contemplar eternamente al Padre Celestial en su presencia. Más bien, San José fue elegido para ocupar el lugar del Padre Celestial en lo que atañe a las exigencias de la naturaleza humana de Jesús.
Dios Padre no tiene una naturaleza humana. Cada vez que Jesús miraba a San José, lo escuchaba hablar, lo observaba en su trabajo, o era testigo de su casto amor por María, su humanidad presenciaba un reflejo perfecto del Padre celestial.
Dios eligió a José para ser su más tangible imagen en la tierra, el depositario de todos los derechos de su paternidad divina, el esposo de esa noble Virgen que es Señora de los Ángeles y de los hombres.
— Beato Guillermo José Chaminade
LO QUE HIZO EL PADRE CELESTIAL POR JESÚS, TAMBIÉN LO QUIERE HACER POR TI.
Dios Padre quiere que te confíes al cuidado paternal y amoroso de San José, de una manera semejante como Él le encomendó a San José la naturaleza humana de Jesús. Dios planeó estos encargos, tanto el de Jesús a San José, como el de los miembros de la Iglesia a San José, desde toda la eternidad; no se hicieron fortuitamente. San José es la sombra del Padre celestial. Para Jesús, fue la imagen y el reflejo del Padre. Dios Padre también quiere que aceptes a San José como tu padre espiritual. Jesús es el único en quien vemos la más perfecta imagen de la misericordia y el amor de su Padre celestial (tal como Él lo dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” [Jn 14,9]), pero Jesús también quiere compartir con nosotros quien fue para él la imagen terrena de su Padre celestial.
Este hombre santo [San José] tuvo tan alta dignidad y gloria, que el Padre Eterno muy generosamente le otorgó semejanza de su propia supremacía.
— San Bernardino de Siena
Lectura
Nuestro Padre Espiritual
Inspirados por el Evangelio, los Padres de la Iglesia de los primeros siglos enfatizaron que, al igual que San José cuidó amorosamente de María y se dedicó alegremente a la educación de Jesucristo, también vigila y protege el Cuerpo Místico de Cristo, es decir, la Iglesia.
— San Juan Pablo II
¿Alguna vez has pensado en San José de forma paternal? ¿Se te ha ocurrido que Jesús quiere que tengas a San José como tu padre espiritual? La Iglesia siempre ha comprendido la maternidad espiritual de María en la Iglesia, pero no siempre lo ha hecho con la paternidad espiritual de San José en relación a la Iglesia. Para ver las razones de esto, primero hay que analizar cuál ha sido la doctrina de la Iglesia sobre la paternidad que ejerció San José en Jesús.
En los primeros siglos del cristianismo, muchos de los fieles, incluyendo a los Padres de la Iglesia, no estaban seguros de que realmente a San José se le pudiera llamar padre de Jesús. Independientemente del hecho de que las Escrituras nombran claramente a San José como padre de Jesús (ver Lc 2,33, 48), muchos cristianos primitivos opinaban que de ningún modo se le podría llamar así a San José, porque tenían que cuidar que ese título no fuese a confundir a la gente pensando que San José era el padre biológico de Jesús. En esencia, no querían manchar de ninguna forma la creencia en la virginidad de María. No fue sino hasta la predicación de San Agustín en el siglo IV, que la paternidad de San José fue claramente explicada por la Iglesia. En uno de sus sermones, San Agustín afirma que San José, aunque no era el padre biológico de Jesús, fue un verdadero padre para Él porque ejerció una paternidad afectuosa, fiel y de autoridad. Después de esta aclaración sobre el asunto de la paternidad de San José sobre Jesús que hizo San Agustín, jamás se volvió a cuestionar el tema. Si San José es realmente el padre de la Cabeza del Cuerpo Místico de Cristo, es necesariamente el padre del resto de los miembros del Cuerpo de Cristo. Esta comprensión de la protección y paternidad de San José sobre la Iglesia, comenzó lentamente a abrirse paso en los escritos de los santos y místicos.
Por las Escrituras sabemos que San José cuidó y protegió a Jesús como un padre. Por la Tradición sabemos que San José cuida y protege como padre espiritual el Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia, pero ¿qué significa personalmente para ti? Después de todo, eres miembro de la Iglesia. ¿Acaso Jesús no quiere que San José te cuide con el mismo amor, autoridad, afecto y fidelidad paternal como lo hizo con Jesús? La respuesta es “¡sí!”
En el siglo XIX, Jesús mismo le ordenó explícitamente a la Sierva de Dios, Sor María Martha Chambón referirse a San José como “padre.” Esta santa monja recibió gracias extraordinarias de Jesús, María y San José, y se le conoce como la “mística de las santas heridas.” Jesús le dijo a Sor María Martha lo siguiente:
Debes referirte a San José como tu padre, porque yo le he dado el título y la bondad de un padre.
Mediante el Bautismo, te convertiste en hijo(a) de Dios y miembro de la familia de Dios. Jesús es tu Señor, tu Salvador y tu Hermano. El Hijo de Dios se convirtió en tu Hermano por una razón muy específica: Él quiere que participes de su relación filial con el Padre celestial. Ésta es una verdad cristiana fundamental. También es una verdad que nos ayuda a comprender la paternidad espiritual que San José ejerce sobre ti.
Esto es a lo que me refiero:
Si Jesús es tu Hermano, sus padres se convierten en tus padres. No físicamente, por supuesto, sino espiritualmente. Específicamente, la Madre de Jesús se convierte en tu madre. El padre de Jesús se convierte en tu padre. Si María es tu madre y Jesús es tu Hermano, San José tiene que ser tu padre. Cualquier hombre que se case con tu madre es tu padre. Repito, la relación filial que tienes con San José no es biológica — tampoco lo fue para Jesús — pero eso no significa que la paternidad de San José no sea real, al contrario, es muy real.
Si la paternidad espiritual no fuese real, el llamar al Padre celestial de Jesús tu Padre celestial, no tendría sentido.
Para tener una mejor apreciación de la paternidad espiritual de San José, San Josemaría Escrivá nos ofrece una cándida observación.
Hay algo que no acaba de gustarme en ese título de padre adoptivo que a veces se le da a José, porque da la impresión de que la relación entre José y Jesús era algo frío y externo. Ciertamente nuestra fe nos dice que él no era su padre según la carne, pero ésa no es la única clase de paternidad.
Si bien no hay nada de malo en llamar a San José padre adoptivo de Jesús, que además es uno de los títulos oficiales de la Letanía de San José, y San Josemaría lo sabía y lo aceptaba, sí tiene toda la razón en que la paternidad biológica no es la única clase de paternidad que existe.
Con absoluta certeza podemos afirmar que la primera vez que el Bebé Jesús miró a San José y le habló, no le habría dicho: “¡Padre adoptivo!” No, el divino Niño habría expresado con gran alegría (en arameo) “¡padre!”, o incluso “¡papito!”. Repito, no hay nada malo en el término de padre adoptivo, pero hay que reconocer que el Nuevo Testamento nunca se refiere a San José como “padre adoptivo” de Jesús.
He aquí un ejemplo concreto: En una ocasión, María y San José perdieron al Niño Jesús durante tres días. Los padres de Jesús lo buscaron ansiosamente, y cuando finalmente lo encontraron, su madre le dijo: “tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.” (Lc 2,48). María no le dijo a Jesús: “Tu padre adoptivo y yo te andábamos buscando.” La paternidad de San José fue más que una custodia legal. Su relación paternal con Jesús era personal, autoritaria, afectiva, moral y amorosa. Éste es el tipo de paternidad que San José también quiere tener contigo.
San José es el mejor de los padres, y su paternidad espiritual fue planeada desde toda la eternidad.
Hay una sola paternidad: la de Dios Padre, único Creador del mundo, de todo lo visible e invisible. Sin embargo, al hombre creado a imagen de Dios se le ha concedido una participación en esa única paternidad de Dios (Ef 3,15). San José es un caso admirable porque ejerció la paternidad sin ser padre según la carne. Aunque no fue padre biológico de Jesús, cuyo Padre sólo es Dios, San José vivió su paternidad a total plenitud. Ser padre significa, sobre todo, estar al servicio de la vida y del crecimiento. San José, en este sentido, dio pruebas de gran devoción.
Oración
LETANÍA DE SAN JOSÉ
- Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros
- Cristo, ten piedad de nosotros, Cristo, ten piedad de nosotros
- Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros
- Cristo, óyenos, Cristo, óyenos
- Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos
- Dios, Padre celestial, Ten misericordia de nosotros
- Dios Hijo, Redentor del mundo, Ten misericordia de nosotros
- Dios Espíritu Santo, Ten misericordia de nosotros
- Santísima Trinidad, un solo Dios, Ten misericordia de nosotros
- Santa María, Ruega por nosotros
- San José, Ruega por nosotros
- Noble Retoño de David, Ruega por nosotros
- Luz de los Patriarcas, Ruega por nosotros
- Esposo de la Madre de Dios, Ruega por nosotros
- Casto Guardián de la Virgen, Ruega por nosotros
- Padre Nutricio del Hijo de Dios, Ruega por nosotros
- Ferviente Defensor de Cristo, Ruega por nosotros
- Jefe de la Sagrada Familia, Ruega por nosotros
- José Justísimo, Ruega por nosotros
- José Castísimo, Ruega por nosotros
- José Prudentísimo, Ruega por nosotros
- José Valientísimo, Ruega por nosotros
- José Obedientísimo, Ruega por nosotros
- José Fidelísimo, Ruega por nosotros
- Espejo de Paciencia, Ruega por nosotros
- Amante de la Pobreza, Ruega por nosotros
- Modelo de los Obreros, Ruega por nosotros
- Gloria de la Vida Doméstica, Ruega por nosotros
- Guardián de las Vírgenes, Ruega por nosotros
- Pilar de las Familias, Ruega por nosotros
- Consuelo de los Afligidos, Ruega por nosotros
- Esperanza de los Enfermos, Ruega por nosotros
- Patrono de los Moribundos, Ruega por nosotros
- Terror de los Demonios, Ruega por nosotros
- Protector de la Santa Iglesia, Ruega por nosotros
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten piedad de nosotros.
Lo hizo Señor de su Casa, y administrador de todas sus posesiones
Oremos: Oh Dios, que en tu amorosa providencia elegiste a San José para ser esposo de tu santísima Madre, concédenos la gracia de tener como nuestro intercesor en el cielo a aquél que veneramos en la tierra como nuestro protector. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Siempre San José ha sido parte de nuestra piedad familiar. El nos ha acompañado en nuestros rezos de infancia en casa y también como escolares. El nombre de José se ha utilizado en algunos de los miembros de mi familia. Con la meditación de este día tomo en consideración del papel que desempeñó como parte del Designio Divino. Fue el querer de Dios Padre para su Hijo, nuestro Señor, el que tenga un padre, pero no un padre postizo, o solamente legal, sino alguien que fungiera de papá real; que hizo que su Hijo Jesús le llamará papá (como lo hemos vivido tantos humanos) . La lógica del ser padre de la Cabeza del Cuerpo Místico, se sigue que haya sido entonces también padre del Cuerpo, del que formamos todos, nos motiva a comprender que es padre de nosotros también; pero el pensar que desempeñó ese rol protector, o el pensar que fue elegido por Dios alguien que fuera a imagen del mismo Dios, y que además, fuera llamado padre y reconocido como tal por el mismo Jesús, nos conmueve. Pienso que podemos acudir a San José como ese padre, a quien el Padre Dios lo eligió para esta tarea; acudir a José como Jesús en este proceso de maduración en el que nos encontramos, y clamar entonces su ayuda y protección, como también aprender de su silencio y humildad, que son virtudes de los buenos padres.
Dios Padre Celestial, San José Padre Terrenal, por lo cual lo reconocemos como modelo de Padre amoroso
Hay una sola paternidad la de Dios padre unico creador del mundo de todo lo visible pero sin embargo le dio a SAN JOSE ser el padre adoctivo
ejerciola paternidad con amor.
Hay una sola paternidad: la de Dios Padre, único Creador del mundo, de todo lo visible e invisible. Sin embargo, al hombre creado a imagen de Dios se le ha concedido una participación en esa única paternidad de Dios (Ef 3,15). San José es un caso admirable porque ejerció la paternidad sin ser padre según la carne. Aunque no fue padre biológico de Jesús, cuyo Padre sólo es Dios, San José vivió su paternidad a total plenitud. Ser padre significa, sobre todo, estar al servicio de la vida y del crecimiento. San José, en este sentido, dio pruebas de gran devoción.