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Y entenderás entonces que Dios tiene una misión para ti, que te ama y que te envía. ¡Despierta, escucha, no duermas

2 de Diciembre

CAMINA EN LA OSCURIDAD

CAMINO A BELÉN

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Querido niño Jesús: Te quiero hacer presente aquí, en este momento de oración.  Muchas veces me acuerdo de ti, pero no te pienso. Pensarte es quererte y quererte es buscarte. Sí, quiero buscarte, caminar hacia ti, pero sabiendo que Tú me buscas siempre primero. Quiero recorrer este camino de la mano de María, tu madre, sostenido por  el auxilio del Espíritu Santo,  para que tu Amor se revele en plenitud dentro de mi corazón en esta Navidad.

CITA

Sin ver en esta noche, siendo purificado, escucharás mejor tu nombre… Y entenderás entonces que Dios tiene una misión para ti, que te ama y que te envía. ¡Despierta, escucha, no duermas, Dios te envía con amor para predicar el Amor!
(Del Libro «Sal de tu Cielo» Cap. 2.16 del P. Guillermo Serra)

REFLEXIÓN

Todos tenemos la certeza de que al terminar la noche, el sol se levantará sobre el horizonte trayendo con él un nuevo día. Tal vez no tengamos la seguridad de poder verlo, pero sabemos que sucederá, que es una ley de la naturaleza que se cumple sin interrupción.

Muchas veces he pensado ¿cómo habrán sido tus noches, Jesús? Te pienso dormido en total paz siendo arrullado en brazos de María; o tal vez lleno de expectación de saber que irías por primera vez al templo, con edad suficiente para hablar con los maestros de la ley sobre lo que tu Padre te ha revelado. Noches de satisfacción después de haber obrado milagros y corroborado la fe que te confesó la hemorroísa o el centurión; o noches de alegría después de haber compartido la mesa con los discípulos a quienes llamaste amigos. Pero siempre, noches llenas de la presencia de tu Padre.

Jesús… Tú y yo sabemos que también hay noches oscuras, noches sin luna, noches nubladas en las que no se puede contar estrellas. Y no puedo olvidarme de esa noche en la que pediste a tus amigos más cercanos que velaran contigo y no pudieron; de la noche que pasaste preso con la angustia anticipada de tu Pasión inminente; o de la noche que pasó tu Cuerpo sin vida en un frío y solitario sepulcro.

Jesús, ahora me pides que te acompañe en esta noche. Sólo Tú sabes lo que me pides y por qué. A mí solo me queda confiar en que Tú me amas, que eres fiel y que al final de ella podré contemplar el amanecer tomado de tu mano.

ORACIÓN

SIN TI, SEÑOR, YO NO PUEDO

Luchar el buen combate de la fe
Correr la carrera más importante de mi vida
Alcanzar la meta final
Sin ti Señor, yo no puedo

En el camino de la vida sigo
como testigo de tu luz
Gritando esperanzas a un mundo sordo
Sin ti, Señor, yo no puedo

No me dejes en esta singular aventura
Aunque me crea fuerte
y alcance el éxito humano
Sin ti, Señor, yo no puedo

No solo no puedo sin ti, Señor
es más, no debo, no quiero, no sé
Cansado estoy de confiar en mis fuerzas
Sin ti, Señor, yo no puedo

Te entrego hoy mi debilidad y mi cansancio
Compañeros de camino incómodos
¿No serán tus aliados y tus mejores trofeos?
Sin ti, Señor, yo no puedo

Abandonarse en tu corazón y allí vivir escondido
es el mejor sendero
Nada temo, nada quiero
Sin ti, Señor, yo no puedo

Del libro «Jesús a mi Alma» del P. Guillermo Serra L.C.

PROPÓSITO

  • Esta noche, velaré contigo Jesús. Cuando todo sea silencio y mis preocupaciones comiencen a llenar mi cabeza, confiaré en las promesas de Dios y las ofreceré en un acto de abandono a su voluntad.
  • Mañana, cuando haya luz y piense con mayor claridad, escribiré en qué situaciones de mi vida creo que “no puedo” para  entregártelas a ti, Jesús, diciéndote: “Sin ti, Señor, no puedo; Contigo, sí puedo”
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