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Oír nuestro nombre nos abre los ojos, nos dice que Dios nos conoce, que le interesamos, que nos ama

8 de Diciembre

HAS DICHO MI NOMBRE

CAMINO A BELÉN

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Querido niño Jesús: Te quiero hacer presente aquí, en este momento de oración.  Muchas veces me acuerdo de ti, pero no te pienso. Pensarte es quererte y quererte es buscarte. Sí, quiero buscarte, caminar hacia ti, pero sabiendo que Tú me buscas siempre primero. Quiero recorrer este camino de la mano de María, tu madre, sostenido por  el auxilio del Espíritu Santo,  para que tu Amor se revele en plenitud dentro de mi corazón en esta Navidad.

CITA

Nuestro creador y Redentor nos pronuncia, y pronunciándonos nos revela quiénes somos y quién es Él. La verdad nos revela nuestra verdad; la Vida nos da la vida; el Camino se nos hace camino y se presenta lleno de amor.
(Del Libro «Sal de tu Cielo» Cap. 2.17 del P. Guillermo Serra)

REFLEXIÓN

Oír nuestro nombre nos abre los ojos, nos dice que Dios nos conoce, que le interesamos, que nos ama.
Él lleva nuestro nombre tatuado en la palma de su mano
(Isaías 49, 15-16)

¿Cómo fue que llegué aquí a la cueva de Belén? ¿Por qué estoy yo delante de ti Jesús, cuando tantos hombres te ignoran o te olvidan? No son mis méritos, sino tu gracia; no es que yo te haya buscado, sino que Tú me buscaste a mí, me llamaste por mi nombre.

Y en mi nombre está contenida toda mi realidad, no sólo lo que me atrevo a mostrar, aquello de lo que me siento satisfecho o lo que en el mundo implica mi nombre, mi fama o mis logros.

No. Para ti, mi nombre comprende también mi debilidad, mi miedo, mis secretos y mis amores más escondidos. Y es en ese contexto que me has llamado. No me llamas por ser digno o perfecto, me llamas porque me amas. Y cuando me extravío, como a la oveja perdida, me llamas con más fuerza. ¡Cuánta seguridad debo sentir al saber que estás pendiente de mí!

Confío en ti y quiero que me llames, que me grites, que nunca dejes de buscarme.

ORACIÓN

ME DIJERON

Una tarde de soledad y cansancio
Una cruz que se abandona
Un silencio que regresa
Un adiós de alguien muy amado

Me dijeron que estás vivo
Me dijeron que a mi lado siempre estás
Me dijeron que la paz es tu promesa
Me dijeron que en brazos me cargabas

No sé si creer este mensaje
Tantas decepciones como heridas
Muchos vienen y se van
dejando ideas y promesas

Me dijeron que los sordos oyen
Me dijeron que los paralíticos se mueven
Me dijeron que alimentaste a miles
Me dijeron que el agua ahora es vino

Escucha, Jesús, mi palabra y devuélveme el oído
Toca mi corazón y deja que se mueva hacia ti
Dame tu pan de vida y fortalece mi esperanza
Déjame beber el vino de tu amor

Me dijeron, pero ahora digo porque sé
Me dijeron, mas ahora, te escucho y te puedo ver
Me dijeron pero hoy quiero gritarte
Gracias, Señor, porque me has llamado por mi nombre

Del libro «Jesús a mi Alma» del P. Guillermo Serra L.C.

PROPÓSITO

  • En mi carta a Jesús escribiré mi nombre en letras grandes, pensando en que Dios me soñó, me creó y me ama justo como soy. Consciente de que mi nombre está en su Corazón y su Corazón está en mi nombre, confiaré y me dejaré pronunciar.
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