Jesús nos acoge porque nos conoce. Sabe qué hay en nuestro corazón, conoce nuestros límites, pecados e imperfecciones.
9 de Diciembre
TE PRESENTO MI MISERIA
Por: P. Guillermo Serra
CAMINO A BELÉN
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Breve silencio para ponerse en presencia de Dios, rogando a María Santísima sea nuestra compañera y guía en este camino hacia el encuentro con su Hijo Jesucristo.
Querido niño Jesús: Te quiero hacer presente aquí, en este momento de oración. Muchas veces me acuerdo de ti, pero no te pienso. Pensarte es quererte y quererte es buscarte. Sí, quiero buscarte, caminar hacia ti, pero sabiendo que Tú me buscas siempre primero. Quiero recorrer este camino de la mano de María, tu madre, sostenido por el auxilio del Espíritu Santo, para que tu Amor se revele en plenitud dentro de mi corazón en esta Navidad.
CITA
Jesús nos acoge porque nos conoce. Sabe qué hay en nuestro corazón, conoce nuestros límites, pecados e imperfecciones. No espera nada de nosotros, ¡nos espera a nosotros! Somos vistos por Jesús con amor y misericordia.
REFLEXIÓN
Después de escuchar a Jesús llamarme por mi nombre y considerar todo aquello que soy y que no soy, reconozco que soy muy pequeño, frágil, limitado. Y al mismo tiempo me maravillo de su Corazón que me acoge como soy.
La misericordia es la palabra que mejor describe el Amor de Dios. Mi miseria en su Corazón. En mi miseria me ama y en ella me redime. Lo único que me pide es que la exponga, que la ponga entre sus manos y lo deje hacer, me deje hacer por Él.
Experimentar un amor así, perfecto, debe mover mi corazón a hacer lo mismo. Si soy consciente de mi miseria y se la entrego a Jesús, Él podrá convertir mi corazón de piedra en un corazón de carne que busque ser misericordioso con los demás, no solo con palabras o con perdón, sino con obras concretas que atiendan las carencias de mis hermanos, con una fe en acción.
He pasado un año completo reflexionando en la misericordia y… ¿qué me ha quedado de todo ello? Tal vez he recibido más de una indulgencia plenaria pero, ¿me cuesta menos trabajo perdonar a otros? ¿He aprendido a ver el rostro de Jesús en el que sufre o pasa necesidad cerca de mí?
Jesús me llama por mi nombre, mi nombre es miseria, pero cuando sus labios lo pronuncian con infinita misericordia y yo lo escucho, puede convertirse en amor.
ORACIÓN
EN TU COSTADO
Al final de la vida
se nos examinará del amor
Al final de tu vida
nos regalaste la lección de tu amor
En tu corazón no cabía más ternura
Y en la noche santa de tu cena más íntima
sabiendo que la traición la hacía más oscura
brilló la luz ardiente de tu alma limpia
Con palabras suaves y gestos sorprendentes
desvelaste el amor del Padre por los hombres
Sólo el Hijo puede dar lo que recibió
de Aquél que ama y es amado
Sólo Juan alcanzó a vislumbrar ese tierno corazón
descansando su cabeza en tu pecho frágil
Recostado en tu costado, escuchó los latidos del Maestro
del Amor más grande, que todo el universo
Nadie conoce al Padre sino el Hijo
Y este Hijo vivió en el costado del Padre
desde la eternidad hasta que un día
habitó entre nosotros, huérfanos con hambre
Recostado en tu costado, Jesús mío
quiero descubrir el sentido de mi vida
Aprender lo que es vivir sin límites
Estar dispuesto a morir por el Amado
Recostado en tu costado, Jesús mío
pasará el tiempo y la cruz será ligera
Escucharé el ritmo de tu amor
Caminaré a tu lado sin temor
Recostado en tu costado, Jesús mío
Sanaré mis miserias a tu lado
Seré testigo fiel de tu misericordia
Alcanzaré el cielo tomado de tu mano
Recostado en tu costado, quedaré prendado
Seré esclavo del Esclavo encarnado
de mi Rey que nace pobre en Belén
Del libro «Jesús a mi Alma» del P. Guillermo Serra L.C.
PROPÓSITO
- Escribiré en mi carta a Jesús dos acciones concretas para ejercer la misericordia, ya sean obras corporales o espirituales, con alguien cercano a mí y con alguien a quien no conozca.