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Descálzate: quítate las sandalias que llevas puestas, porque el lugar que pisas es suelo sagrado

28 de Noviembre

DESCÁLZATE

CAMINO A BELÉN

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Querido niño Jesús: Te quiero hacer presente aquí, en este momento de oración.  Muchas veces me acuerdo de ti, pero no te pienso. Pensarte es quererte y quererte es buscarte. Sí, quiero buscarte, caminar hacia ti, pero sabiendo que Tú me buscas siempre primero. Quiero recorrer este camino de la mano de María, tu madre, sostenido por  el auxilio del Espíritu Santo,  para que tu Amor se revele en plenitud dentro de mi corazón en esta Navidad.

CITA

Cuando Yahvé vio que Moisés se acercaba para mirar, le llamó de en medio de la zarza: “¡Moisés, Moisés!” Él respondió: “Aquí estoy”. Le dijo: “No te acerques aquí; quítate las sandalias que llevas puestas, porque el lugar que pisas es suelo sagrado”.
(Exodo 3, 4-5)

REFLEXIÓN

Belén, esa cueva perdida en un monte, que servía para alojar a los animales es ahora suelo sagrado. Ese lugar inhóspito, frío, oscuro, carente de las comodidades más básicas, ha sido transformado por Cristo, Luz del mundo.

No fue casualidad que Jesús naciera en las afueras de Belén, lejos del bullicio que el censo había provocado en la ciudad. Si quiero encontrarme con Jesús necesito apartarme, recogerme y hacer no solo un silencio exterior, sino también interior. Necesito descalzarme del ruido que originan en mí tantas tareas, obligaciones, pendientes y preocupaciones para poder escuchar el susurro de Dios en mi corazón. Pero no es lo único de lo que necesito descalzarme. ¿Quiénes fueron dignos de ir a adorar a Jesús en el pesebre? No fueron los fariseos, ni los doctores de la ley que seguramente usaban grandes zapatos de orgullo y de soberbia. Fueron los “indignos” pastores quienes en su sencillez, creyeron en el anuncio del ángel: “Les ha nacido un Salvador” y acudieron a adorarle.

Yo quiero ser como ellos, sencillo y humilde; necesito descalzarme de todo egoísmo y pasión que me impida llegar a suelo sagrado. Hacer silencio descalzándome, sentir el lenguaje favorito de Dios, el silencio de la noche, de lo lujoso, de lo aparente. Silencio que enamora, que abraza, que enternece.

Nuestro encuentro con Cristo consiste en “ser mirados y dejarnos amar por Él, dejarnos «hacer» de nuevo, ser creados por su amor, modelados acariciados, renovados en esa imagen que Él tiene de nosotros en su Corazón”.
(Sal de tu Cielo. Cap 2.1)

ORACIÓN

SILENCIO

El silencio parece ser tu lenguaje hacia el hombre
El silencio fue testigo del acto de la creación
El silencio de la noche te acogió entre los hombres
El silencio te envolvió hasta el bautismo

El silencio comunica profundas emociones
El silencio provoca reacciones
El silencio me muestra mil razones
El silencio me recuerda mil canciones

El silencio es medicina y alimento para mi camino
El silencio es música y compañía para mí, peregrino
El silencio es plenitud cuando se tiene corazón de niño
El silencio es amor que me lleva a mi destino
 
Jesús a mi alma
Sí, el silencio es mi lenguaje porque soy Palabra
La Palabra que habló el Padre y así, en silencio
Ha de ser escuchada por tu alma
 
Silencia tu razón y entendimiento
tus pasiones, tu corazón y sentimientos
tus emociones, sueños y temores
Deja que te hable a los cuatro vientos
 
Confía ¡oh alma mía! pues soy presencia y no ausencia
Doy la vida a través de mi corazón traspasado
Mi silencio es amor que te da toda su esencia
Soy Amor y como enamorado, mi silencio te he dejado
 
Abrázalo, vívelo, escúchalo, pues será para ti alimento
Palabra viva que te librará de cualquier tormento
Paz para tu alma atribulada en este momento
Vida eterna que te salva y te da mi testamento

Del libro «Jesús a mi Alma» del P. Guillermo Serra L.C.

PROPÓSITO

  • Buscaré un tiempo para hacer oración, me pondré en presencia de esa cueva, que es como una nueva zarza ardiente, y escucharé a Dios diciéndome: descálzate pues estás pisando tierra sagrada.
  • En la carta que estoy preparando al niño Dios, escribiré el fruto de este rato de oración: ¿de qué me tengo que descalzar, desprender para llegar mejor preparado? ¿Qué tengo que silenciar en mi interior y exterior para encontrarte en la cueva Belén?
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