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Esperanza de los Enfermos

Ruega por Nosotros

La Liturgia de la Iglesia enseña que San José “cooperó, en la plenitud de los tiempos, en el gran misterio de salvación” y es verdaderamente un “ministro de salvación.”

— San Juan Pablo II

Dios ha sanado a muchas personas por la intercesión de San José, como a Santa Teresa de Ávila, quien en varias ocasiones le dijo a la gente cómo estando ella tan enferma y considerada ya medio muerta, experimentó una sanación milagrosa después de haber rezado a San José.

Santa Teresa de Lisieux habría muerto de pequeña si no hubiera sido por la intercesión de San José. Sus padres, los santos Louis y Zélie Martin, eran muy devotos de San José, y a dos de sus hijos les pusieron su nombre, pero desafortunadamente fallecieron al nacer. Cuando Zélie volvió a embarazarse, creía que el bebé en su vientre era un niño y planeó ponerle José, pero al nacer cuando vieron que era una niña decidieron ponerle Teresa.

Poco después de nacer, Teresa enfermó gravemente sin que nadie supiera la causa de la enfermedad. Su madre, que ya había padecido la muerte de otros hijos, se sentía sumamente triste, aunque se entregaba a la santa voluntad de Dios. Temiendo la muerte de la pequeña Teresa, Zélie se hincó ante la estatua de San José que tenía en su dormitorio pidiéndole al santo que sanara a su hija. ¡Milagrosamente Teresa se curó! Su madre escribió lo que había sucedido con su pequeña Teresa:

Subí a mi cuarto (la pequeña Teresa estaba en el primer piso con una nodriza), me arrodillé a los pies de San José y le pedí la gracia de sanación para la pequeña, aunque aceptaba la voluntad de Dios. No acostumbro llorar, pero mientras rezaba lloraba. No sabía si bajar, pero al final decidí bajar y ¿qué fue lo que vi? La bebé estaba mamando vigorosamente y no dejó de hacerlo hasta la 1 p.m. Escupió un poquito y se dejó caer hacia atrás en los brazos de la nodriza como si estuviese muerta. Cinco personas estábamos a su alrededor, todos pasmados. Una empleada lloraba, y sentí que se me helaba la sangre. La bebé parecía no respirar. Como no veíamos ningún signo vital, no nos inclinamos para tratar de sentirlo, pero ella se veía tan calmada, tan en paz, que le agradecí a Dios por haberle permitido morir de forma tan suave. Después de un cuarto de hora, mi pequeña Teresa abrió los ojos y comenzó a sonreír.

SAN JOSÉ OFRECE ESPERANZA EN TIEMPOS DE ENFERMEDAD

Si tú o alguien que conoces está enfermo, recurre a San José. Jesús quiere que acudas a tu padre espiritual y le pidas ayuda y sanación. Dios sabrá si otorga la salud o no, pero no es malo pedir como lo hizo Santa Zélie por su pequeña Teresa.

Si tú o un ser querido reciben sanación, no olvides que seguirás sufriendo en la vida. Santa Teresa fue sanada de pequeña, pero sufrió muchos otros trastornos en la vida, y eventualmente sucumbió a la muerte. Incluso Lázaro, a quien Jesús resucitó de entre los muertos, volvió a morir. Por lo tanto, sea que experimentes una sanación física o no, San José siempre ofrece esperanza de llevar una vida libre de enfermedades en el cielo. San José te ayudará a abandonarte a la Divina Providencia.

Como San José, vivamos cada día de acuerdo a las disposiciones de la Providencia, haciendo todo lo que Dios sugiera

— San José Marello

Lectura

Misas votivas

Los miércoles haz también algo para San José, como rezar las oraciones usuales, leer algún libro sobre él, hacer alguna mortificación especial, en fin, ofrecer todo a él

— Santo Papa Juan XXIII

El Santo Sacrificio de la Misa es la más poderosa de todas las oraciones. Es la oración de Jesús mediante la cual ofrece su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad al Padre celestial por la humanidad pecadora.

La Iglesia tiene una larga tradición de designar, durante el Santo Sacrificio de la Misa, un tema particular de meditación para cada día de la semana:

DOMINGO — Resurrección de Jesús
LUNES — Almas del Purgatorio
MARTES — Santos Ángeles
MIÉRCOLES — San José
JUEVES — Eucaristía
VIERNES — Pasión de Jesús
SÁBADO — Nuestra Señora

¿Por qué se dedica el miércoles a San José? Porque es el día que está en el centro entre el domingo, día del Señor, y el sábado dedicado a honrar a María. La Beata Ana María Taigi, que le tenía gran devoción a San José, en su honor asistía todos los miércoles a la Santa Misa ofreciendo su ayuno durante todo el día a pan y agua.

¿Alguna vez has asistido a Misa un miércoles en honor a San José? Es una gran manera de honrar especialmente a San José a mitad de semana. En tiempos pasados, todos los sacerdotes celebraban una Misa votiva los días miércoles en honor a San José (siempre y cuando no coincidiera con alguna conmemoración obligatoria). Actualmente muchos sacerdotes ya no siguen esta costumbre, no tanto por falta de voluntad sino porque desconocen que alguna vez existió esta tradición; sería maravilloso ver a más sacerdotes volver a esta práctica.

Sin embargo, sea que tu párroco celebre una Misa votiva los miércoles en honor a San José o no, tú podrías tener la intención de asistir los miércoles a Misa en su honor para acercarte más a tu padre espiritual pidiéndole por tus necesidades particulares e intenciones. San José ha sido tan dejado de lado en la vida espiritual, que él desea ayudar a todos aquellos que le entreguen su corazón.

A San José también se le dedica un mes específico: marzo. Así como a la Virgen María se le honra especialmente en el mes de mayo, que es el mes de las flores, por ser nuestra madre espiritual, San José es honrado durante el mes de marzo como nuestro padre espiritual, celebrando el día 19 su fiesta, la Solemnidad de San José.

¿Honras a San José de una forma particular durante el mes de marzo?
Deberías hacerlo. No tienes que hacer nada extravagante o costoso; simplemente ponerle flores a una imagen de San José en tu casa o en tu parroquia, renovar tu consagración a San José, rezar los misterios gozosos del Rosario con mayor frecuencia durante ese mes, o hacer una peregrinación a algún santuario local dedicado a San José. Éstas son formas sencillas en las que puedes honrar de manera especial a San José durante su mes. Los sicilianos tienen una maravillosa tradición llamada “El altar de San José.” Hace cientos de años hubo una severa sequía en Sicilia y los lugareños le rezaron a San José pidiéndole ayuda. Para sorpresa de todos, llovió y las cosechas comenzaron a crecer de nuevo. Para conmemorar el evento, cada año los sicilianos decoran con flores, velas, comida y pan altares dedicados a San José como una manera de recordar la ayuda que les brindó en aquella ocasión. Generalmente, la comida que se le ofrece a San José en los altares se la regalan a los pobres. La tradición siciliana se ha difundido entre las culturas del mundo, y siempre se celebra el 19 de marzo.

Otro aspecto de la devoción a San José que muchas personas parecen desconocer, es que él no sólo es Patrono de los moribundos, sino también un tremendo intercesor por los que ya han fallecido y están en el purgatorio. Este aspecto de la poderosa intercesión de San José es un tesoro que no se ha explotado en la vida devocional de la Iglesia.

Una mujer muy santa del siglo XIX llamada Beata María de la Providencia, nos ofrece un fuerte testimonio de la forma en que San José ayuda a las Benditas Almas del purgatorio. La Beata María, habiendo recibido un carisma especial para ayudar a las Benditas Almas del purgatorio, combinó ese gran don y entusiasmo con su devoción a San José, fundando una comunidad religiosa dedicada a ese propósito llamada Orden de las Auxiliadoras de las Almas del Purgatorio, bajo el patrocinio de San José.

Los monjes de la Abadía de San José en Francia relatan la historia de cómo San José ayudó a la Beata María a fundar su comunidad religiosa:

El 2 de noviembre de 1853, se diseñó un plan para establecer una congregación religiosa cuyo principal propósito sería auxiliar a las pobres almas (del purgatorio) mediante el trabajo, la oración y el sufrimiento. El santo Cura de Ars (San Juan Vianney), se deleitó con la idea dando todo su apoyo y enviando frecuentemente consejos y asesoría a la santa fundadora que se convertiría en la Beata María de la Providencia.


Se le prometió a San José que, si el trabajo tenía éxito, la primera estatua a ser colocada en la casa madre de las religiosas que se consagraran enteramente a aliviar a las almas del purgatorio, sería la suya. San José tomó muy en cuenta que no se olvidara aquella promesa. La providencia proporcionó la oportunidad de que se adquiriera una residencia en París, y las hermanas adoptaron el nombre de Auxiliadoras de las Almas del Purgatorio (Auxilatrices des Ames du Purgatoire.) Al siguiente día, llegó un cartero llevando una estatua del santo que enviaba una persona que no sabía nada de la piadosa intención ni de la adquisición. De esa forma San José quedó complacido de declararse protector de esta heroica obra que apoya un ministerio oculto en el corazón de la gran ciudad de Paris.

Al igual que la Beata María de la Providencia, nosotros también tenemos que invocar la santa intercesión de San José por las Benditas Almas del purgatorio, ya que es un intercesor sumamente poderoso de quien también tendremos necesidad a la hora de la muerte. En alguna ocasión San José le habló de esto a la Sierva de Dios Hermana María Marta Chambón, asegurándole que todos los que le habían sido devotos fieles en la vida recibirían su intercesión después de la muerte. San José dijo lo siguiente:

Si el alma que me fue devota aún tiene deudas con el Soberano Juez, pediré gracias para ella

Dios escucha las peticiones de San José y nada se le niega.
Recuerda honrar especialmente e invocar a San José los días miércoles, durante el mes de marzo, y cuando pidas por las benditas almas del purgatorio.

Fue elegido por el Padre eterno para ser el guardián confiable y protector de su mayor tesoro, a saber, su divino Hijo y María, la esposa de José. ¿Cuál es entonces la posición de José en toda la Iglesia de Cristo? ¿No es un hombre elegido y apartado? A través de él y, sí, bajo él, Cristo fue introducido de manera apropiada y honorable en el mundo. La Iglesia Santa en su totalidad está en deuda con la Virgen Madre porque a través de ella fue juzgada digna de recibir a Cristo. Pero después de ella, sin duda, debemos especial gratitud y reverencia a San José.

— San Bernardino de Siena

Oración

LETANÍA DE SAN JOSÉ

  • Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros
  • Cristo, ten piedad de nosotros, Cristo, ten piedad de nosotros
  • Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros
  • Cristo, óyenos, Cristo, óyenos
  • Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos
  • Dios, Padre celestial, Ten misericordia de nosotros
  • Dios Hijo, Redentor del mundo, Ten misericordia de nosotros
  • Dios Espíritu Santo, Ten misericordia de nosotros
  • Santísima Trinidad, un solo Dios, Ten misericordia de nosotros
  • Santa María, Ruega por nosotros
  • San José, Ruega por nosotros
  • Noble Retoño de David, Ruega por nosotros
  • Luz de los Patriarcas, Ruega por nosotros
  • Esposo de la Madre de Dios, Ruega por nosotros
  • Casto Guardián de la Virgen, Ruega por nosotros
  • Padre Nutricio del Hijo de Dios, Ruega por nosotros
  • Ferviente Defensor de Cristo, Ruega por nosotros
  • Jefe de la Sagrada Familia, Ruega por nosotros
  • José Justísimo, Ruega por nosotros
  • José Castísimo, Ruega por nosotros
  • José Prudentísimo, Ruega por nosotros
  • José Valientísimo, Ruega por nosotros
  • José Obedientísimo, Ruega por nosotros
  • José Fidelísimo, Ruega por nosotros
  • Espejo de Paciencia, Ruega por nosotros
  • Amante de la Pobreza, Ruega por nosotros
  • Modelo de los Obreros, Ruega por nosotros
  • Gloria de la Vida Doméstica, Ruega por nosotros
  • Guardián de las Vírgenes, Ruega por nosotros
  • Pilar de las Familias, Ruega por nosotros
  • Consuelo de los Afligidos, Ruega por nosotros
  • Esperanza de los Enfermos, Ruega por nosotros
  • Patrono de los Moribundos, Ruega por nosotros
  • Terror de los Demonios, Ruega por nosotros
  • Protector de la Santa Iglesia, Ruega por nosotros

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten piedad de nosotros.

Lo hizo Señor de su Casa, y administrador de todas sus posesiones

Oremos: Oh Dios, que en tu amorosa providencia elegiste a San José para ser esposo de tu santísima Madre, concédenos la gracia de tener como nuestro intercesor en el cielo a aquél que veneramos en la tierra como nuestro protector. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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1 comentario en “Día 29 Esperanza de los Enfermos”

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