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Protector de la Santa Iglesia

Ruega por Nosotros

La Iglesia invoca a San José como su Patrono y Protector por su inquebrantable confianza en aquél a quien Cristo quiso confiar el cuidado y la protección de su propia niñez humana y frágil, desde el cielo continuará realizando su tarea protectora para guiar y defender el Cuerpo Místico de Cristo que es débil y que siempre está bajo ataque y en riesgo constante.

— Santo Papa Pablo VI

La Iglesia necesita la protección de San José. Conforme a los designios de la Providencia, la Iglesia siempre ha necesitado su protección, pero hoy en día la necesita más que nunca. La Iglesia está siendo atacada por aquellos que están fuera (Satanás y el mundo) y por los que están dentro (muchos de sus propios hijos). Tristemente, la Iglesia también tiene que ser protegida de sacerdotes y obispos heterodoxos y espiritualmente débiles.

¿No me creen? El 29 de junio de 1972, el Santo Papa Pablo VI afirmó que “el humo de Satanás ha entrado en la Iglesia,” y estaba en lo correcto; la Iglesia está hecha un desastre. El humo de Satanás ha infiltrado incluso los niveles más altos de la jerarquía. La única forma de eliminar ese humo y hacer que la Iglesia vuelva a ser tan hermosa como era, es mediante el arrepentimiento y el retorno al orden, no hay otra manera.

Jesús nunca prometió que todos los que estuviesen en la Iglesia serían santos. La cizaña y el trigo crecen juntos. La Iglesia en su esencia es santa porque es la esposa de Cristo, pero hay muchos miembros de la Iglesia que no son santos y que estropean la belleza de la esposa de Cristo por sus acciones pecaminosas y criminales. En el tiempo de Dios, la cizaña y el trigo serán separados. Nuestro papel es mantenernos cerca de San José; de esa forma seremos trigo, no cizaña.

Para ser fieles y humildes colaboradores del plan divino en nuestra vida, necesitamos, además de la protección de la Virgen María, la de San José, poderoso intercesor

— Santo Papa Juan XXIII

SAN JOSÉ PROTEGE A LA IGLESIA

Los tiempos en que vivimos están plagados de escándalos, confusión y división. No es fácil mantener la fidelidad, el fervor y la esperanza, pero tenemos razones para mantenernos esperanzados porque Dios jamás nos abandonará, y San José tampoco lo hará. Él sabe lo que está pasando en la Iglesia y quiere corregirlo.

San José es siempre el director del coro que entona la canción, pero a veces permite algunas notas desafinadas

— San José Marello

En la Iglesia contemporánea hay muchas notas fuera de tono, pero ¡no abandones el barco! A su debido tiempo, el Padre celestial les pondrá fin y veremos nuevamente la gloria de la Iglesia. Todo está en manos de la Divina Providencia; hay que confiar.

En México, en los tiempos de la persecución de la Iglesia, el Beato Miguel Pro recurrió a San José pidiendo su ayuda. Su primer Misa la había celebrado en un altar de San José. Más tarde daría su vida como mártir ante una tropa de fusilamiento llevando un crucifijo en una mano, un rosario en la otra, y a San José en su corazón. El Beato Miguel nos ofrece palabras de consuelo para los tiempos difíciles que vivimos. Él afirma:

El esplendor de la resurrección de la Iglesia ya está en camino porque ahora la niebla de la pasión de la Iglesia está en su punto más alto.

Sosténganse fuertemente de Jesús, María y San José. Ellos están con nosotros. Confíen en la Divina Providencia.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Ten misericordia de nosotros.

Lectura

Patrono de la Iglesia Universal

San José, en la tierra fue jefe de la familia divina que tuvo, por así decirlo, autoridad paternal; por su lealtad y protección se le ha encomendado a la Iglesia. Esta persona posee una dignidad tan inigualable que no hay honor alguno que no se le deba rendir.

— Papa León XIII

¿Sabías que la raíz de la palabra “patrono” es pater (“padre”)? ¿Sabías que gracias a los esfuerzos de un apasionado sacerdote dominico, San José fue proclamado Patrono de la Iglesia Universal en 1870 por el Beato Papa Pío IX?

Ésta es la historia:
El sacerdote dominico es el Beato Jean-Joseph Lataste (1832-1869). El Beato Jean-Joseph era muy devoto a San José. Antes de entrar a la orden de los dominicos, Jean-Joseph creía que su vocación era el matrimonio. Ya comprometido para casarse, Jean-Joseph no sentía paz con la decisión que había tomado, y después de un discernimiento vocacional, decidió que Dios lo llamaba a ser sacerdote dominico. Al cabo de muchos años de estudio, fue ordenado al santo sacerdocio y rápidamente se le conoció como un hombre muy piadoso, y con una fuerte devoción a Nuestra Señora de Lourdes, a Santa María Magdalena y a San José. Amaba tanto el mensaje de Lourdes, que viajó a ese lugar para hablar personalmente con Santa Bernadette Soubirous. También le tenía una gran devoción a Santa María Magdalena que lo inspiró a ejercer su ministerio sacerdotal en una prisión para mujeres, y a fundar posteriormente una nueva comunidad dominica para las mujeres que habían salido de prisión, denominada Hermanas dominicas de Betania. Sin embargo, fue el gran amor que el Beato Jean-Joseph le tuvo a San José, lo que inspiró al Vicario de Cristo proclamar a San José como Patrono de la Iglesia Universal.

A la sazón, el pontífice era el Beato Papa Pío IX, responsable de declarar dogma de fe la Inmaculada Concepción de María. La gente de todo el mundo, incluyendo muchos obispos, habían escrito al papa pidiéndole considerar hacer esta doctrina mariana un dogma. Después de mucha oración, investigación teológica y consultas, el Beato Papa Pío IX se dio cuenta de que ese dogma era verdadero y agradable a Dios, y accedió a la petición, haciendo la declaración el 8 de diciembre de 1854.

El Beato Papa Pío IX también era muy devoto de San José, y durante años había estado recibiendo cartas de sacerdotes, obispos y laicos pidiéndole declarar a San José como Patrono de la Iglesia Universal. El papa quería que San José fuese más conocido y amado, y aunque se sintió muy inspirado por aquellas peticiones, se sentía inseguro. ¿Era el momento correcto para esa proclamación? ¿Daría mayor gloria a Cristo y a su Iglesia? Todo eso cambiaría cuando recibió una carta de un celoso sacerdote dominico.

Como muchos otros, el Padre Jean-Joseph Lataste le había escrito una carta al papa pidiéndole proclamar a San José Patrono de la Iglesia Universal. La carta del Beato Jean-Joseph se la entregaron al papa en 1868. El dominico estaba tan convencido de que Dios quería esta proclamación para el bien de la Iglesia, que le dijo al papa que le había prometido a Dios ofrecer su vida en sacrificio para lograr el patrocinio de San José en toda la Iglesia. El papa se sintió muy conmovido por la petición de Jean-Joseph y se convenció de que Dios le estaba hablando a través del piadoso sacerdote dominico.

Este buen religioso (Jean Joseph Lataste) está ofreciendo el sacrificio de su vida para obtener la declaración de San José como Patrono de la Iglesia Universal. En breve se le concederá al Padre Lataste ese deseo. Hemos recibido más de quinientas cartas pidiendo que declaremos a San José patrono de la Iglesia, pero el Padre Lataste es el único que ha ofrecido su vida.

— Beato Papa Pío IX

Con objeto de cumplir su promesa a Dios, el Beato Jean-Joseph hizo muchas penitencias y heroicas mortificaciones con la intención de ver al papa declarar a San José Patrono de la Iglesia Universal. El Beato Jean-Joseph falleció en 1869 a la edad de 36 años. Increíblemente un año después, el 8 de diciembre de 1870 (solemnidad de la Inmaculada Concepción), el Beato Papa Pío IX proclamó a San José Patrono de la Iglesia Universal.

Ese 8 de diciembre de 1870, sucedió ese breve, pero amoroso y admirable decreto pronunciado Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo), lo que ha suscitado un cúmulo de hermosas y enriquecedoras inspiraciones en los sucesores de Pío IX.

— Santo Papa Juan XXIII

El decreto oficial de la proclamación de San José como Patrono de la Iglesia Universal dice:

Del mismo modo que Dios constituyó al otro José, hijo del patriarca Jacob, gobernador de toda la tierra de Egipto para que asegurase al pueblo su sustento, así al llegar la plenitud de los tiempos, cuando iba a enviar a la tierra a su unigénito para la salvación del mundo, designó a este otro José, del cual el primero era un símbolo, y le constituyó señor y príncipe de su casa y de su posesión y lo eligió por custodio de sus tesoros más preciosos.

Porque tuvo por esposa a la Inmaculada Virgen María, de la cual por obra del Espíritu Santo nació nuestro señor Jesucristo, tenido ante los hombres por hijo de José, al que estuvo sometido.

Y al que tantos reyes y profetas anhelaron contemplar, este José no solamente lo vio, sino que conversó con él, lo abrazó, lo besó con afecto paternal, y con cuidado solícito alimentó al que el pueblo fiel comería como pan bajado del cielo para la vida eterna.

Por esta sublime dignidad que Dios confirió a su siervo bueno y fidelísimo, la Iglesia, después de a su esposa, la Virgen Madre de Dios, lo veneró siempre con sumos honores y alabanzas e imploró su intercesión en los momentos de angustia.

Y puesto que en estos tiempos tristísimos la misma Iglesia es atacada por doquier por sus enemigos y se ve oprimida por tan graves calamidades que parece que los impíos hacen prevalecer sobre ella las puertas del infierno, los venerables obispos de todo el orbe católico, en su nombre y en el de los fieles a ellos confiados, elevaron sus preces al Sumo Pontífice para que se dignara constituir a san José por patrono de la Iglesia.

Y al haber sido renovadas con más fuerza estas mismas peticiones y votos durante el santo Concilio Ecuménico Vaticano, Nuestro Santísimo Papa Pío IX, conmovido por la luctuosa situación de estos tiempos, para ponerse a sí mismo y a todos los fieles bajo el poderosísimo patrocinio del santo patriarca José, quiso satisfacer los votos de los obispos y solemnemente lo declaró Patrono de la Iglesia Católica.

Y ordenó que se su fiesta del 19 de marzo se celebrara en lo sucesivo con rito doble de primera clase, sin octava por motivo de caer en cuaresma. También dispuso que esta declaración se publicara por el presente decreto de la Sagrada Congregación de Ritos en este día de la Inmaculada Concepción de la Virgen Madre de Dios y esposa del castísimo José (8 de diciembre 1870).

Oración

LETANÍA DE SAN JOSÉ

  • Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros
  • Cristo, ten piedad de nosotros, Cristo, ten piedad de nosotros
  • Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros
  • Cristo, óyenos, Cristo, óyenos
  • Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos
  • Dios, Padre celestial, Ten misericordia de nosotros
  • Dios Hijo, Redentor del mundo, Ten misericordia de nosotros
  • Dios Espíritu Santo, Ten misericordia de nosotros
  • Santísima Trinidad, un solo Dios, Ten misericordia de nosotros
  • Santa María, Ruega por nosotros
  • San José, Ruega por nosotros
  • Noble Retoño de David, Ruega por nosotros
  • Luz de los Patriarcas, Ruega por nosotros
  • Esposo de la Madre de Dios, Ruega por nosotros
  • Casto Guardián de la Virgen, Ruega por nosotros
  • Padre Nutricio del Hijo de Dios, Ruega por nosotros
  • Ferviente Defensor de Cristo, Ruega por nosotros
  • Jefe de la Sagrada Familia, Ruega por nosotros
  • José Justísimo, Ruega por nosotros
  • José Castísimo, Ruega por nosotros
  • José Prudentísimo, Ruega por nosotros
  • José Valientísimo, Ruega por nosotros
  • José Obedientísimo, Ruega por nosotros
  • José Fidelísimo, Ruega por nosotros
  • Espejo de Paciencia, Ruega por nosotros
  • Amante de la Pobreza, Ruega por nosotros
  • Modelo de los Obreros, Ruega por nosotros
  • Gloria de la Vida Doméstica, Ruega por nosotros
  • Guardián de las Vírgenes, Ruega por nosotros
  • Pilar de las Familias, Ruega por nosotros
  • Consuelo de los Afligidos, Ruega por nosotros
  • Esperanza de los Enfermos, Ruega por nosotros
  • Patrono de los Moribundos, Ruega por nosotros
  • Terror de los Demonios, Ruega por nosotros
  • Protector de la Santa Iglesia, Ruega por nosotros

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten piedad de nosotros.

Lo hizo Señor de su Casa, y administrador de todas sus posesiones

Oremos: Oh Dios, que en tu amorosa providencia elegiste a San José para ser esposo de tu santísima Madre, concédenos la gracia de tener como nuestro intercesor en el cielo a aquél que veneramos en la tierra como nuestro protector. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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4 comentarios en “Día 32 Protector de la Santa Iglesia”

  1. Carlos Álvaro Martínez Corza

    San José te pido que así como eres el protector de la Santa Iglesia y fuiste el gran protector y guía de la Sagrada Familia, me protejas y me guíes a mi y a mi familia.! Amén.

  2. Óscar Villaseñor Ramírez

    Es necesario amar y respetar a la iglesia y acudir a San José para que la proteja de los ataques del demonio

  3. Ricardo A. Lepe Zepeda

    Dios aunque no estamos igual que con el beato Pro, estamos en una persecución de baja tensión, danos fuerza para ser ejemplo y poder convencer a barones, a unirse a la lucha contra el maligno, cuida nuestras familias y nuestras almas

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