Via Crucis

Incluye reflexiones de San Oscar Romero para cada Estación

Jesús de Nazaret, hijo de Dios, profeta y mártir, te damos gracias, porque con tu Evangelio nos guías a la vida y la libertad.

Lector: Del evangelio según San Marcos

Pilato les dijo: ‘¿Qué voy a hacer con el que ustedes llaman rey de los judíos?’ La gente gritó: ¡Crucifícalo!’ Pilato les preguntó: ‘Pero ¿qué mal ha hecho?’ Y gritaron con más fuerza: ‘¡Crucifícalo!’ Pilato quiso dar satisfacción al pueblo: dejó, pues, en libertad a Barrabás y sentenció a muerte a Jesús. Lo hizo azotar, y después lo entregó para que fuera crucificado.

Mc 15, 12-15

Comentador: Jesús se volvió un indeseable para la institución religiosa de su época. Como Jesús, oprimido e indefenso ante los tribunales religioso y civil que lo condena, en estos días vemos también las vidas de tantas hermanas y hermanos, victimas de la injusticia y la falta de solidaridad, sin vivienda ni salarios dignos, muchas veces despojados de sus derechos. Son los condenados a muerte de nuestro mundo de hoy.

Lector: De la Segunda Carta Pastoral de San Oscar Romero

Jesús realizó su misión y su servicio a los seres humanos en un mundo y en una sociedad concreta en la historia. Aquella historia, como tantas otras historias de la humanidad, estaba dominada por el pecado; y por ello Jesús, anuncia el Reino de Dios y denuncia el pecado de su tiempo. Para Jesús, pecado es todo aquello que impide o destruye el bienestar del ser humano. Estas denuncias le ocasionaron a Jesús frecuentes polémicas, riesgos personales e incluso la persecución. Esta persecución lo acompañó a lo largo de toda su vida, hasta que, al final, fue acusado de blasfemo y de agitador de las masas y por ello fue condenado y ajusticiado.

6 de agosto de 1977

Comentador: Oremos. Oh Dios, la condena de Jesús se perpetúa en el sufrimiento de quienes luchan por la justicia. Te pedimos por todos nosotros, para que tengamos sed de justicia, hambre de igualdad y anhelemos la hermanad entre todos. Te pedimos también por quienes, trabajando por los derechos de los oprimidos, son difamados, perseguidos, heridos, encarcelados, torturados, exiliados y condenados a muerte, para que sus esfuerzos y sacrificios ayuden a mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, hijo tuyo y hermano nuestro.

Lector: Del evangelio según San Juan

Entonces Pilato les entregó a Jesús para que lo crucificaran.

Así fue como se llevaron a Jesús. Cargando con su propia cruz, salió de la ciudad hacia el lugar llamado Calvario (o de La Calavera), que en hebreo se dice Gólgota .

Jn 19, 16-17

Comentador: La cruz era un instrumento de condenación y muerte; un castigo reservado para criminales. La agonía era lente y la muerte humillante. La muerte por crucifixión era la deshonra social absoluta. El camino para instaurar el Reino de Dios, es decir, el reinado de la vida, pasa por la cruz. Por eso, una condición del seguimiento de Jesús es la aceptación de la cruz. La cruz es la representación de las dificultades que enfrentamos cuando construimos el Reino de Dios. El discípulo acepta esa cruz, esas dificultades, no con resignación y fatalismo, sino con la madurez de quien se da a los demás hasta el extremo. Nadie tiene más amor que la persona que da la vida para sus amigos.

Lector: De las Homilías de San Oscar Romero

No queremos adormecer a nadie, porque la religión no tiene que ser opio del pueblo; la religión no es conformismo, la religión no es pereza. La religión y iglesia le dicen a los cristianos: desarróllense, promuévanse, supérense. Los cristianos estamos llamados a trabajar en la implantación de un reino donde las relaciones sean más humanas, más iguales, donde todos nos sintamos hermanos.

24 de marzo de 1978

Comentador: Oremos. Oh Dios, sabemos que la cruz es todo aquello que nos causa sufrimiento en nuestro esfuerzo por ser justos y por crear relaciones sociales más fraternas; te pedimos por trabajadores que realizan trabajos duros y reciben salarios bajos, por los trabajadores explotados, por las mujeres y los niños que son forzados a trabajar en condiciones inhumanas; te pedimos que nuestros legisladores aprueben leyes que garanticen sus derechos laborales y humanos para que sean tratados con dignidad y justicia. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, hijo tuyo y hermano nuestro.

Lector: Del evangelio según San Juan

Les aseguro, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, allí queda, él solo; pero si muere, da mucho fruto.

Jn 12,24

Comentador: Para llegar a Dios, el camino que nos propone el evangelio es claro: dar la vida por los demás y con los demás, ofreciendo nuestras fuerzas y comprometiendo nuestra lucha en la lucha por la vida de todas y todos. Jesús lo asume así y se mantiene fiel a pesar del cansancio, la humillación y la frustración. Jesús nos pide fidelidad para seguirlo y hacer la voluntad de Dios: construir su Reino, anunciar su liberación, hacer realidad la esperanza de la justicia y la paz. La tarea no es sencilla y los obstáculos abundan. Pero Jesús nos enseñó que la fuerza del amor puede más que la debilidad de una caída.

Lector: De las Homilías de San Oscar Romero

Todo es evolución en la vida. La Iglesia se renueva. No podemos conservar tradiciones viejas que ya no tienen razón de ser. Mucho más aquellas estructuras en las cuales se ha entronizado el pecado y, desde esas estructuras, atropella, hace injusticias, comete desórdenes. No podemos calificar de cristiana una sociedad, un gobierno, una situación, cuando en esas estructuras, envejecidas e injustas, nuestros hermanos sufren tanto.

25 de febrero de 1979

Comentador: Oremos. Oh Dios, te pedimos por los descartados de nuestra sociedad, los que caen en la vida bajo el peso del hambre, la sed, la fatiga, la malnutrición, la enfermedad, la desesperación de vivir sin seguridad, sin techo y sin comida; por los que caen por el peso del llanto, el miedo, la tristeza, la persecución, la calumnia, las amenazas de muerte; y también te pedimos que muevas nuestra voluntad, nuestras manos y nuestros pies para ayudarlos a aliviar su dolor. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, hijo tuyo y hermano nuestro.

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y al lado al discípulo amado, dice a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Después dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.

Jn 19, 25-27

Comentador: En el camino al Calvario, Jesús se encuentra con su madre. Ella, también, abandonada, sola, silenciosa entre la gente que murmura. María se hace presente entre su pueblo sufriente, el Cuerpo de Cristo, acompañándolo y compartiendo sus angustias como lo hizo con Jesús. Su presencia nos debe inspirar y alentar a seguir a Cristo, a cambiar las cosas, a vencer la muerte instalada entre nosotros.

Lector: De las Homilías de San Oscar Romero

La liberación de Cristo, hermanos, es ternura, es amor, es la presencia de una madre bondadosa. Y María es el modelo de quienes colaboran con Cristo para la liberación de la tierra y la instauración del Reino de Dios. María, en su cantico de acción de gracias proclama las grandezas de Dios y también proclama que Dios desecha el orgullo de los poderosos y enaltece a los humildes. María nos enseña que el camino de la liberación verdadera, de la redención cristiana, es el camino del servicio y el amor, el camino de la justicia y de la honestidad.

24 de marzo de 1978

Comentador: Oremos. Oh Dios, tú que nos amas como una madre, te pedimos por las madres que sufren la muerte de sus hijos por enfermedad o hambre; por las mujeres, las niñas y los niños que sufren abuso físico, emocional o sexual; por los que son separados y confinados en jaulas como prisioneros; por los refugiados que huyen de su tierra por la guerra y la persecución; danos entrañas de madre para no permitir que ninguna mujer, niño, ni ningún otro ser humano, sufra por el egoísmo y la violencia que impera en nuestra sociedad. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, hijo tuyo y hermano nuestro.

Los soldados sacaron a Jesús fuera para crucificarlo. En ese momento, un tal Simón de Cirene, que es el padre de Alejandro y de Rufo, volvía del campo; los soldados le obligaron a que llevara la cruz de Jesús.

Mc 15, 21

Comentador: Al regresar de su trabajo, Simón de Cirene es obligado a ayudar a Jesús. No es su voluntad, pero poco importa. Lo importante es que alivia a Jesús, se compromete con Él. Lo libera del peso de la cruz y comparte con él su dolor. Como Simón, estamos llamados a colaborar con los que sufren; a diferencia de él, la decisión es nuestra, libre, personal. En ella se juega el aceptar rechazar el Reino de Dios.

Lector: De las Homilías de San Oscar Romero

Hoy no queremos cristianos tímidos, pasivos, montones; se necesita que cada cristiano tenga una creación audaz y creativa. El cristiano tiene que aprender a ver al ser humano desde la luz del cristianismo. Si lo viera así, el ser humano no sería un enemigo, no sería un lobo, no habría torturas, no habría desprecios, no habría desigualdades.

21 de octubre de 1979

Comentador: Oremos. Oh Dios, tú que te manifiestas en cada persona que sufre, haznos conscientes para remediar las urgentes necesidades de los que sufren; ayúdanos a ser solidarios con los pobres, los marginados, los rechazados, los discriminados; y te pedimos que acrecientes y des fortaleza, paciencia y perseverancia a las congregaciones religiosas, los voluntarios, las cooperativas, las organizaciones sociales y no-gubernamentales que trabajan para que nuestras comunidades tengan una vida más digna, justa amorosa y humana. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, hijo tuyo y hermano nuestro.

Miren, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho.

Despreciado y evitado de la gente, un hombre habituado a sufrir, curtido en el dolor; al verlo se tapaban la cara; despreciado, lo tuvimos por nada; a él, que soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores, lo tuvimos por un contagiado, herido de Dios y afligido. Él, en cambio, fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Sobre él descargó el castigo que nos sana y con sus cicatrices nos hemos sanado.

Is 52, 13; 53, 3-5

Comentador: Una mujer se abre paso entre la multitud y seca el rostro de Jesús. Compadecida por el dolor se acerca y lo alivia. Hoy Cristo sufriente se revela en el rostro de los abandonados, de los que viven oprimidos bajo la miseria y el sufrimiento. Desde allí espera de nosotros nuestra conversión. Nos llama a vivir, como Verónica, la compasión evangélica en gestos concretos de amor al otro.

Lector: De las Homilías de San Oscar Romero

Si viéramos que es Cristo el ser humano necesitado—los torturados, los prisioneros, los asesinados—y en cada figura de ser humano, botadas tan indignamente por nuestros caminos, descubriéramos a ese Cristo botado, sería como una medalla de oro que recogeríamos con ternura y la besaríamos y no nos avergonzaríamos de ellos.

16 de marzo de 1980

Comentador: Oremos. Oh Dios, tú que viniste a buscar y sanar a los enfermos de cuerpo y alma, ayúdanos a encontrarte y servirte en las vidas y los rostros de los humillados y oprimidos. Te pedimos por las enfermeras y médicos que atienden a los enfermos, para que trabajen con la compasión de Verónica y reciban sueldos justos; por los familiares de los enfermos, para que les asisten con coraje y compasión; y por todos los que con su solidaridad alivian el sufrimiento de los pobres y marginados del mundo. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, hijo tuyo y hermano nuestro.

Jesús les decía a sus discípulos: ‘El Hijo del Hombre tiene que sufrir mucho y ser rechazado por las autoridades judías, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la Ley. Lo condenarán a muerte, pero tres días después resucitará’. También Jesús decía a toda la gente: ‘Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz de cada día y que me siga. Les digo: el que quiera salvarse a sí mismo se perderá, y el que pierda su vida por causa mía, se salvará.

Lc 9, 22-24

Comentador: El camino se hace largo y pesado, las fuerzas escasean y Jesús cae por tierra nuevamente. El amor es inmenso y todo lo soporta. Jesús tambaleante sigue el camino que nos traerá la paz. El camino del cristiano, de seguidor de Jesús, no está libre de sacrificios. Jesús nos muestra que el amor a los demás es mayor que cualquier sufrimiento. En las dificultades, Jesús no abandona el camino, recurre al Padre y se abandona en Él. ¿Cómo actuamos nosotros?

Lector: De los Ejercicios Espirituales de San Oscar Romero

Me cuesta aceptar una muerte violenta, que en estas circunstancias es muy posible. Mi disposición debe ser dar mi vida por Dios, cualquiera que sea el fin de ella. Las circunstancias desconocidas se vivirán con la gracia de Dios. Él asistió a los mártires y si es necesario lo sentiré muy cerca al entregarle mi último suspiro. Pero más valioso que el momento de morir es entregarle toda la vida y vivir para Él y los demás.

25 de febrero de 1980

Comentador: Oremos. Dios, te pedimos por los que están caídos sufriendo las consecuencias de los vicios, el alcohol, el tabaco y las drogas, y también por quienes ya están levantándose en recuperación, para que puedan verse totalmente libres de esos males; te pedimos para que el gobierno y los sistemas de salud proporcionen ayuda adecuada y oportuna a quienes sufren de alguna adicción y a sus familiares. Ayúdanos a ser conscientes que las drogas y vicios destruyen tu imagen divina que pusiste en nosotros cuando nos creaste. Todo esto te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, hijo tuyo y hermano nuestro.

Lo seguía a Jesús una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: “Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos”. Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron! Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caigan sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Sepúltenos! Porque si esto hacen con el leño verde ¿Qué no se hará con el seco?

Lc 23, 27-28

Comentador: Las mujeres de Jerusalén, miran a Jesús y tienen compasión de él, sangrante, débil, caminando hasta el lugar de su muerte. Tal vez han visto la crucifixión de otras personas. Lloran por él. Jesús, sabiendo lo que va a pasar, tiene compasión de ellas. Piensa en ellas, no en sus propios sufrimientos. El sufrimiento puede abrirnos al sufrimiento a los demás, como hace Jesús. El sufrimiento puede ayudarnos de solidarizarnos con todos los sufrimientos, especialmente los de las mujeres que sufren en nuestras familias y en nuestra sociedad.

Lector: De las Homilías de San Oscar Romero

Mientras haya madres que lloran la desaparición de sus hijos, mientras haya torturas en nuestros centros de seguridad, mientras haya abuso de sibaritas en la propiedad privada, mientras haya este desorden espantoso, hermanos, no puede haber paz y se seguirán sucediendo los hechos de violencia y de sangre. Con represión no se acaba nada. Es necesario hacerse racional y atender la voz de Dios y organizar una sociedad más justa, más según el corazón de Dios.

25 de septiembre de 1977

Comentador: Oremos. Padre, tu Hijo Jesús eligió ponerse de lado de las mujeres, los seres más débiles y discriminados por el sistema social y religioso de su época; te pedimos por las mujeres que lloran por sus niños o esposos que han sido asesinados; por las mujeres que sufren discriminación sexual o de género; y por las mujeres que sufren violaciones de todo tipo; danos valor para que, como Él, podamos defenderlas, consolarlas y ayudarlas con todos los recursos legales y espirituales a nuestro alcance. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, hijo tuyo y hermano nuestro.

Los que me odian se juntan a difamarme, me achacan la desgracia que me aqueja: “Ha contraído una enfermedad mortal; ahora que se ha acostado no se levantará.” Incluso mi amigo íntimo, en quien confiaba y que compartía mi pan me ha traicionado. Pero tú, oh Dios, ten piedad, ponme en pie y les daré su merecido. En esto sabré que tú te complaces en mí: que mi enemigo no cantará victoria sobre mí.

Salmo 41 [40], 9 – 12

Comentador: El peso de la cruz se acrecienta a cada paso. Jesús cae. Sus fuerzas van al límite de lo humano, pero su fidelidad es mayor que el dolor. Jesús se reincorpora y prosigue. Se mantiene fiel a sus palabras: “el buen pastor da la vida por sus ovejas.” Jesús mantiene viva la esperanza. Nosotros también, si queremos vivir para los demás, vamos a encontrar incomprensión y soledad, y a veces hasta tortura y muerte. Vivir para los demás, hacer el bien, practicar la justicia, exige dejar todo, darlo todo de uno, hasta la vida, si es necesario.

Lector: De las Homilías de San Oscar Romero

Ya basta de sufrimientos para el pueblo. Es urgente emprender los cambios que están a la raíz de todo nuestro malestar. Yo no me cansaré de señalar que, si queremos de veras un cese eficaz de la violencia, hay que quitar la violencia que está a la base de todas las violencias: la violencia estructural, la injusticia social, la falta de participación ciudadana en la gestión pública del país, la represión. ¡Todo eso es lo que constituye la causa primordial! De allí, naturalmente, brota lo demás.

23 de septiembre de 1979

Comentador: Oremos. Padre bondadoso, la violencia y la injusticia muchas veces son provocadas por la ignorancia y la falta de oportunidades laborales, te pedimos por quienes sufren las consecuencias del analfabetismo, por aquellos a quienes les es prohibido educarse, por quienes no pueden educarse por falta de dinero o alguna enfermedad, por las comunidades que carecen de centros educativos; te pedimos por quienes han sido bendecidos con algún tipo de educación, para que ayudemos a aprender a quien no sabe; finalmente, te pedimos por los gobernantes, para que destinen los recursos necesarios a fin de que todo ser humano pueda recibir una educación que les permita ejercer una profesión justa, provechosa, y vivir con dignidad. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, hijo tuyo y hermano nuestro.

Después que los soldados crucificaron a Jesús, tomaron su ropa y la dividieron en cuatro partes, una para cada soldado; tomaron también la túnica. Era una túnica sin costuras, tejida de arriba abajo, de una pieza. Así que se dijeron: “No la rasguemos; vamos a sortearla, para ver a quien le toca.” Así se cumplió lo escrito: Se repartieron mi ropa y se sortearon mi túnica . Es lo que hicieron los soldados.

Jn 19, 23-24

Comentador: Llegamos al Calvario. Jesús, agotado, es desnudado delante de la multitud. Ni el mínimo derecho a la intimidad es respetado. Jesús, desnudo, herido, desolado al pie de la cruz, se hace solidario de tantas mujeres y hombres despojados de sus derechos a lo largo de la historia. La persona humana no importa; lo que vale es el poder de los que tienen la riqueza. Hay una dramática semejanza con nuestro tiempo: millones de personas sufren y son despojados por la ambición descontrolada de unos pocos y la escandalosa injusticia institucionalizada del sistema económico nacional y internacional.

Lector: De las Homilías de San Oscar Romero

Hoy se necesitan personas de buenas obras, se necesitan cristianos que sean luz del mundo, sal de la tierra. Hoy se necesita mucho el cristiano activo, crítico, que no acepta las condiciones sin analizarlas internamente y profundamente. Ya no queremos masas de personas con las cuales se ha jugado tanto tiempo. Queremos personas que, como higueras productivas, sepan decir sí a la justicia, no a la injusticia, y que sepan aprovechar el don precioso de la vida.

9 de marzo de 1980

Comentador: Oremos. Padre amoroso, te pedimos por las mujeres y hombres, niñas y niños que son tratados como productos de consumo y de ganancia ilegítima, por las victimas de la prostitución y de la trata de personas, por quienes han caído en la pornografía, por quienes ejercen violencia mediante el machismo, por quienes discriminan u odian a los de otro género u orientación sexual; que aprendamos a reconocer la igualdad, dignidad y valor de todos los seres humanos, y a tratarlos con respeto, caridad y justicia. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, hijo tuyo y hermano nuestro.

Junto con Jesús llevaban también a dos malhechores para ejecutarlos. Al llegar al lugar llamado de la Calavera, lo crucificaron allí, y con él a los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”

Lc 23, 33-34

Comentador: Clavado en la cruz, Jesús espera pacientemente el momento de su muerte. Su compasión no tiene limites. Abandonado y humillado, pide perdón por quienes lo están matando. El perdón es el punto máximo del amor. Desinteresado, despreocupado y descentrado de si mismo, el pensamiento de Jesús se enfoca quienes lo rodean: “Padre, perdónales.”

Lector: De las Homilías de San Oscar Romero

La Iglesia tiene mucho que decir acerca del ser humano: rostros de personas ultrajadas y matadas por las fuerzas y el poder; rostros de obreros despedidos sin causa, sin paga suficiente para sostener sus hogares; rostros de ancianos abandonados; rostros de marginados; rostros de habitantes de los tugurios; rostros de niños pobres que, ya desde su infancia, comienzan a sentir la mordida cruel de la injusticia social, y para ellos parece que no hay porvenir. Son los crucificados de hoy. Con qué derecho nosotros hemos catalogado a personas de primera clase y de segunda clase cuando solo hay una clase: la de los hijos e hijas de Dios.

2 de marzo de 1980

Comentador: Oremos. Padre de paz y de justicia, te pedimos por quienes son víctimas del rencor y del odio; por quienes torturan a sus hermanos; por quienes atemorizan y matan mediante el terrorismo; por quienes enseñan a matar a otros; por quienes fabrican y trafican armas, para que se conviertan y eliminen esas formas de sembrar, reproducir y perpetuar la violencia; por las víctimas de toda forma de violencia; y finalmente, te pedimos por nosotros, para que nunca violentemos a nadie y busquemos soluciones pacíficas a los conflictos. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, hijo tuyo y hermano nuestro.

Llegado el mediodía, la oscuridad cubrió todo el país hasta las tres de la tarde, y a esa hora Jesús gritó con voz potente: ‘Eloí, Eloí, lammá sabactani’ , que quiere decir: ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?’ Al oírlo, algunos de los que estaban allí dijeron: ‘Esté llamando a Elías’. Uno de ellos corrió a mojar una esponja en vinagre, la puso en la punta de una caña y le ofreció de beber, diciendo: ‘Veamos si viene Elías a bajarlo’. Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró. Al mismo tiempo el centurión romano que estaba frente a Jesús, al ver cómo había expirado, dijo: ‘Verdaderamente este hombre era hijo de Dios’.

Mc 15, 33-37.39

Comentador: En el escándalo de la cruz comprendemos en profundidad a Jesús. Su existencia toda es servicio, total disponibilidad, anticipo de su entrega máxima: su propia vida. Jesús sigue muriendo en nuestros días en los rostros de los niños que sufren, los ancianos olvidados, los desempleados, los obreros mal pagados, los indígenas, los marginados, los jóvenes sin futuro. Nuestro compromiso con Cristo debe llevarnos a entregar, como él, nuestras vidas por amor a todas y todos, empezando por los más pobres y marginados, para construir su Reino de justicia, amor y paz.

Lector: De las Homilías de San Oscar Romero

La Iglesia predica la conversión hacia Dios, porque es necesario también, queridos hermanos, discernir entre lo que Dios quiere y lo que Dios no quiere. Dios no quiere sufrimientos y sin embargo los seres humanos los están causando. El ser humano que peca, que abusa, que atropella, que tortura, que mata, no está haciendo la voluntad de Dios, está contradiciendo el plan de Dios.

Viernes Santo, 13 de abril de 1979

Comentador: Oremos. Oh Dios amoroso y compasivo, te pedimos por quienes usan abusivamente tu nombre y la religión para discriminar, destruir, atemorizar, y matar, para que se conviertan y aprendan que tú sólo eres Dios de amor y de vida, y que el verdadero culto a ti consiste en respetar y promover la vida y la dignidad humana y de la creación. Te pedimos por nosotros, para que nos liberemos de la tentación del exclusivismo y religioso, y demos testimonio con nuestras obras de tu amor universal. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, hijo tuyo y hermano nuestro.

Era la víspera del sábado, el más solemne de todos; los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos para que no quedaran en la cruz durante el sábado. Fueron los soldados y quebraron las piernas a los dos crucificados con él. Al llegar a Jesús, viendo que estaba muerto, no le quebraron las piernas; sino que un soldado le abrió el costado con una lanza. En seguida brotó sangre y agua. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús, por miedo a los judíos, pidió permiso a Pilato para llevarse el cadáver de Jesús. Pilato se lo concedió. Él fue y se llevó el cadáver.

Jn 19, 31-34.38

Comentador: Junto a la cruz, en silencio, traspasada por el dolor, es María. Le acompañan algunas mujeres y el discípulo amado. María, presente en la cruz, es presente junto a cada una y uno de nosotros. José́ de Arimatea y Nicodemo les ayudan a bajar el cadáver de Jesús de la cruz. ¡Qué dolor! – ver a su hijo único muerto, como muchas madres hasta ahora.

Lector: De las Homilías de San Oscar Romero

Aun cuando todos abandonan a Jesús en la hora en que moría en la cruz, María, junto con otras mujeres, están junto a él. María y estas mujeres son el símbolo del pueblo que sufre opresión, injusticia, porque es el dolor que espera la hora de la resurrección; es el dolor cristiano, el de la Iglesia, que no está de acuerdo con las injusticias actuales, pero sin resentimientos, esperando la hora en que el Resucitado volverá para darnos la redención que esperamos, aquí y en la eternidad.

1 de diciembre de 1977

Comentador: Oremos. Dios de la paz, te pedimos por los narcotraficantes y miembros del crimen organizado que provocan tanto sufrimiento y muerte; por los sicarios y pandilleros que roban, torturan, asesinan y atemorizan a otros; por todos ellos te pedimos para que tengan la valentía de convertirse y de practicar el bien y la justicia. Y a nosotros danos la sabiduría y fortaleza para nunca ceder a la tentación de la corrupción y el lucro ilegal que destruyen la vida humana. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, hijo tuyo y hermano nuestro.

Intervino entonces un hombre bueno y justo llamado José, que era miembro del Consejo Supremo, pero que no había estado de acuerdo con los planes ni actos de los otros. Era de Arimatea, una ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios. Se presentó, pues, ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo depositó en un sepulcro nuevo cavado en la roca, donde nadie había sido enterrado aún. Era el día de la Preparación de la Pascua y ya estaba para comenzar el día sábado. Las mujeres que habían venido desde Galilea con Jesús no se habían alejado; vieron de cerca el sepulcro y cómo colocaban su cuerpo. Después que volvieron a sus casas, prepararon perfumes y mirra, y el sábado descansaron, según manda la Ley.

Lc 23, 50-56

Comentador: Jesús ha muerto. Es enterrado. Todo aparece un fracaso. Pero el plan de salvación triunfará: Cristo resucitará el tercer día. De la muerte nace la vida, del sufrimiento y dolor surge la esperanza. Donde el mundo ve frustración y sin sentido, Dios hace estallar la vida. Donde los poderes del mundo ven su victoria, podemos esperar la victoria del Dios de la vida.

Lector: De las Homilías de San Oscar Romero

Hermanos, la Iglesia no puede ser sorda ni muda ante el clamor de millones de seres humanos que gritan liberación, oprimidos de mil esclavitudes; pero les dice cuál es la verdadera libertad que debe de buscarse: la que Cristo ya inauguró en esta tierra al resucitar y romper las cadenas del pecado y de la muerte. Y aquellos que, con esta fe puesta en el resucitado, trabajen por un mundo más justo, reclame contra las injusticias del sistema actual, contra los atropellos de una autoridad abusiva, contra los desórdenes de unos seres humanos explotando a otros seres humanos, todos aquellos que luchen desde la resurrección de Jesús, el gran libertador, sólo esos son auténticos cristianos.

26 de marzo de 1978

Comentador: Oremos. Oh Dios, esperanza de los que en ti confían, te pedimos por quienes no experimentan un sentido de vida y están tentados a suicidarse, por los que viven sin esperanza, sin consuelo, sin amor; por los que explotan y destruyen indiscriminadamente tu creación; por nosotros, que creemos en el poder de la vida sobre la muerte manifestado en la resurrección de Jesús; ayúdanos a manifestar cada día, con obras concretas, el amor que resucita, cuidando la vida humana y la creación que nos sustenta. Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, hijo tuyo y hermano nuestro.

Todos: AMÉN

Padre Nuestro …