¿Te agrada este contenido? Comparte con tus amigos:

Espejo de Paciencia

Ruega por Nosotros

Esta flor de Israel (San José) tuvo la fe de Abraham, la piedad de David, su ancestro, la sabiduría de los profetas, una paciencia más heroica que la de Job y de Tobías, y un celo más grande que el de Elías por la gloria de Dios

— Beato Gabriele Allegra

La paciencia es una virtud que a muchas personas les resulta difícil de practicar. Permanecer en paz y en calma puede ser un gran reto cuando te enfrentas a una situación que está completamente fuera de tu control. Sin duda, hay un sinnúmero de cosas en la vida que van a poner a prueba tu paciencia.

En los tiempos modernos, los avances de la tecnología han puesto casi todo en la vida al alcance de la mano. Nuestras comidas, entretenimiento, música y contactos están disponibles en un instante. Con esta capacidad, puede ser muy difícil esperar y adquirir la virtud de la paciencia, pero si quieres ser como San José, debes aprender a ser paciente.

Benditos todos aquellos que esperan en el Señor

— Is 30, 18

SAN JOSÉ ES MODELO DE PACIENCIA

La vida no fue fácil para San José. Su misión requirió mucha espera. Si San José no acompañó a María en su viaje a la casa de Isabel, tuvo que esperar tres largos meses para volver a ver a su esposa. Cuando San José vio que su esposa estaba encinta, tuvo que esperar a que el Señor le revelara lo que Él quería que hiciera en respuesta al maravilloso embarazo. Esas pruebas debieron haber sido extremadamente desafiantes para San José, pero él las utilizó como una oportunidad para crecer en paciencia y santidad, y aprovechó cada oportunidad.

San José exhibió una paciencia heroica en Egipto. Llevar a su esposa y al recién nacido a un país con un idioma, una cultura, una religión y una moneda diferentes, debió haber llenado su corazón de ansiedad. Encontrar trabajo en Egipto y proveer comida y techo para su familia no pudo haber sido fácil. ¿Qué esposo o qué padre no estaría en un constante estado de ansiedad ante esa situación? No tenía idea de cuánto tiempo tendría que estar en Egipto; sin embargo, en cada situación San José siempre se mantuvo en paz, amable, tranquilo y abandonado a la Divina Providencia.

Ejercitar la paciencia no significa que una persona estará libre de las ansiedades de la vida. Cuando María y José perdieron a Jesús durante tres días en Jerusalén, buscaron a su amado Hijo con gran ansiedad (ver Lc 2,48). Estaban sumamente preocupados, pero confiaban infinitamente en la Divina Providencia.

SAN JOSÉ HARÁ CRECER TU PACIENCIA

Tú también experimentarás muchas dificultades en la vida que pondrán a prueba tu amor y tu paciencia. Te guste o no, tu paciencia será probada. Difícilmente pasará un día en el que no se te dé la oportunidad de adquirir la paciencia. Dios permite estas dificultades porque quiere que crezcamos en la virtud.

Una forma concreta en la que puedes ejercitar la virtud de la paciencia en tu vida es siendo misericordioso con los demás, especialmente cuando conoces sus errores. San José vivió con dos personas perfectas, pero debió haber conocido a muchas personas desagradables y difíciles: empleadores, compañeros de trabajo, cobradores de impuestos, políticos, etc. Tú también experimentarás esto en la vida. En tales circunstancias, imita la paciencia de San José. Pídele a Dios la gracia de amar a tu prójimo. Sé amable, pacífico y misericordioso.

En el trabajo, ofrece perdón por las ofensas. Cuando manejes, sé paciente y cortés. Con familiares y amigos difíciles, sé agradable y misericordioso. Ejercitar la paciencia y la misericordia siempre resulta en un bien. La persona amablemente paciente y misericordiosa siempre sale victoriosa, ¡en esta vida o en la próxima!

San José siempre se mostraba imperturbable, incluso en las adversidades. Configurémonos con este sublime ejemplo y aprendamos a permanecer en paz y tranquilos en todas las circunstancias de la vida

— San José Marello

Lectura

El Canon Romano

El santo Papa Juan XXIII, que le tenía una gran devoción a San José, instruyó que el nombre de José se insertara en el Canon Romano de la Misa — que es el memorial perpetuo de la redención — después del nombre de María y antes de los apóstoles, papas y mártires

— San Juan Pablo II

¿El nombre de San José fue insertado en el Canon Romano de la Misa? ¿Qué significa eso? ¿Es San José un arma?

Pues sí, San José es un arma sumamente poderosa para la cristiandad, pero a lo que San Juan Pablo II se refiere es al Canon Romano, no a un cañón romano. “¿Qué es el Canon Romano?” te preguntarás. El Canon Romano es la antigua Plegaria Eucarística utilizada por el sacerdote durante la Misa. Durante siglos, sólo había una Plegaria Eucarística en el Rito Romano. Después del Concilio Vaticano II (1962-1965), la Iglesia comenzó a utilizar cuatro Oraciones Eucarísticas, pero la Plegaria Eucarística I retuvo el nombre de “Canon Romano.” Fue en el Canon Romano (Plegaria Eucarística I), a la que el santo Papa Juan XXIII le insertó el nombre de San José.

Siendo honestos, es difícil de creer que el nombre de San José no apareciera en las oraciones de la Misa sino hasta el siglo XX. ¡No cabe duda que San José es espejo de la paciencia! Sin embargo, la forma en que el nombre de San José llegó a ser incluido en la Misa es muy inspiradora.

He aquí la historia.
En 1958 fue electo al papado un obispo que le tenía una gran devoción a San José: Ángelo Roncalli. Amaba tanto a San José, que había contemplado la idea de tomar el nombre papal de José (Papa José), pero por respeto a su padre terreno, decidió tomar el nombre de Juan. Como ya había habido muchos papas llamados Juan, se le conoció como Juan XXIII.

En 1962 el Papa Juan XXIII abrió el Concilio Vaticano II, confiando todos los esfuerzos a San José. El 10 de noviembre de 1962, en una de las sesiones del Concilio, un obispo llamado Petar Čule ofreció una presentación de San José a los demás obispos. En su larga presentación, el Obispo Čule pidió que el nombre de José se incluyera en el Canon de la Misa (el Canon Romano). Desafortunadamente, el Obispo Čule no era muy conocido, y debido a su larga y repetitiva presentación, así como a su nerviosismo e inhabilidad para articular bien las cosas, muchos de los cardenales y obispos comenzaron a murmurar y burlarse de él por su piadoso y largo discurso. Llegó un punto en que el moderador de la sesión pidió que el Obispo Čule terminara su “elocuente y santo sermón” sobre San José. Las palabras de menosprecio del moderador causaron que muchos de los cardenales y obispos se rieran, y el Obispo Čule, arrastrando su viejo cuerpo, regresó a su asiento visiblemente vencido.

Escuchando el discurso por televisión de corto circuito, estaba el Papa Juan XXIII. No le agradó el trato que se le había dado al Obispo Čule a quien conocía personalmente. El papa sabía que el Obispo había sufrido mucho bajo el régimen comunista en Yugoslavia, que había sido frecuentemente interrogado de manera cruel por los comunistas, y que eventualmente había sido sentenciado a 11 años de duras labores en un campo de concentración en Yugoslavia. Los comunistas incluso habían intentado matar al Obispo poniéndolo en un tren que fue deliberadamente descarrilado para matar a todos los que iban a bordo, y como resultado del descarrilamiento, el Obispo había quedado con la cadera destrozada. Después de haber sido liberado del campo de concentración, el Obispo sufrió ataques de nerviosismo y ansiedad, haciendo que fuera difícil para él hablar sin repetirse a sí mismo. Juan XXIII sabía que la presencia del Obispo en el Concilio había requerido muchos esfuerzos, y que el buen Obispo había querido estar allí para dar testimonio de que había sido liberado de la muerte por la intercesión de San José.

El discurso del Obispo Čule sobre San José casi hizo llorar al Papa Juan XXIII quien decidió actuar. El 13 de noviembre, tres días después de que el Obispo Čule había hecho su presentación sobre San José, ¡el Papa Juan XXIII decretó que el nombre de San José quedaría incluido en el Canon Romano de la Misa! El decreto entró en vigor el 8 de diciembre de 1962.

Actualmente, el nombre de San José aparece en las cuatro Oraciones Eucarísticas. Esto sucedió durante los pontificados de Benedicto XVI y Francisco. El Papa Benedicto XVI intentó insertar el nombre de San José en las otras tres Oraciones Eucarísticas, pero no pudo lograrlo antes de su abdicación al papado el 28 de febrero del 2013. El Papa Francisco, siguiendo las intenciones del Papa Benedicto XVI, oficialmente introdujo el nombre de San José en todas las Oraciones Eucarísticas el 1 de mayo del 2013.

La próxima vez que asistas a Misa, escucha con atención al sacerdote cuando recite la Plegaria Eucarística y mencione el nombre de tu padre espiritual.

Reunidos en comunión con toda la Iglesia, veneramos la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo, San José…

— Plegaria Eucarística I (Canon Romano)

Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José…

— Plegaria Eucarística II

Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José…

— Plegaria Eucarística III

Padre de bondad, que todos tus hijos nos reunamos en la heredad de tu reino, con María, la Virgen Madre de Dios, con su esposo san José…

— Plegaria Eucarística IV

Cuando el Papa Juan XXIII cerró la primera sesión del Concilio Vaticano II y anunció que el nombre de San José sería incluido en el Canon de la Misa, un importante hombre de iglesia me llamó para decirme: “¡Felicidades! Al escuchar el anuncio del papa pensé de inmediato en usted y cuán feliz se sentiría.” Y ciertamente me sentía feliz, ya que en esa reunión conciliar que representaba a toda la Iglesia reunida en el Espíritu Santo, se había proclamado el gran valor sobrenatural de la vida de San José.

— San Josemaría Escrivá

Oración

LETANÍA DE SAN JOSÉ

  • Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros
  • Cristo, ten piedad de nosotros, Cristo, ten piedad de nosotros
  • Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros
  • Cristo, óyenos, Cristo, óyenos
  • Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos
  • Dios, Padre celestial, Ten misericordia de nosotros
  • Dios Hijo, Redentor del mundo, Ten misericordia de nosotros
  • Dios Espíritu Santo, Ten misericordia de nosotros
  • Santísima Trinidad, un solo Dios, Ten misericordia de nosotros
  • Santa María, Ruega por nosotros
  • San José, Ruega por nosotros
  • Noble Retoño de David, Ruega por nosotros
  • Luz de los Patriarcas, Ruega por nosotros
  • Esposo de la Madre de Dios, Ruega por nosotros
  • Casto Guardián de la Virgen, Ruega por nosotros
  • Padre Nutricio del Hijo de Dios, Ruega por nosotros
  • Ferviente Defensor de Cristo, Ruega por nosotros
  • Jefe de la Sagrada Familia, Ruega por nosotros
  • José Justísimo, Ruega por nosotros
  • José Castísimo, Ruega por nosotros
  • José Prudentísimo, Ruega por nosotros
  • José Valientísimo, Ruega por nosotros
  • José Obedientísimo, Ruega por nosotros
  • José Fidelísimo, Ruega por nosotros
  • Espejo de Paciencia, Ruega por nosotros
  • Amante de la Pobreza, Ruega por nosotros
  • Modelo de los Obreros, Ruega por nosotros
  • Gloria de la Vida Doméstica, Ruega por nosotros
  • Guardián de las Vírgenes, Ruega por nosotros
  • Pilar de las Familias, Ruega por nosotros
  • Consuelo de los Afligidos, Ruega por nosotros
  • Esperanza de los Enfermos, Ruega por nosotros
  • Patrono de los Moribundos, Ruega por nosotros
  • Terror de los Demonios, Ruega por nosotros
  • Protector de la Santa Iglesia, Ruega por nosotros

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten piedad de nosotros.

Lo hizo Señor de su Casa, y administrador de todas sus posesiones

Oremos: Oh Dios, que en tu amorosa providencia elegiste a San José para ser esposo de tu santísima Madre, concédenos la gracia de tener como nuestro intercesor en el cielo a aquél que veneramos en la tierra como nuestro protector. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

1.873 Visitas
¿Te agrada este contenido? Comparte con tus amigos:

1 comentario en “Día 22 Espejo de Paciencia”

  1. Óscar Villaseñor Ramírez

    El ejemplo de San José nos ayuda a practicar la paciencia para gloria de Dios y ayuda a nuestro prójimo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *